martes, agosto 29, 2006

Para ti

Sentados unos alrededor de otros, conversábamos. Todos nos miramos pero no nos observamos. Todos nos conocíamos pero no sabíamos como nos llamábamos. Ahí estábamos todos. El sol pegaba fuerte, el calor ahogaba y las cervezas heladas refrescaban nuestra sed de todo. Así eran los dias de noviembre. Cuando la serotonina recién empezaba a asomarse en nuestros organismos. Comenzábamos a ser fisiológicamente felices. Sin embargo, cegada por mis prejuicios y mis deseos de salir del hoyo, no te observé. Si te mire mil veces, pero nunca te observé. Y ¡Siempre estuviste ahí! Después de noviembre llegó el solsticio, y nos seguimos mirando y nunca observando. Nunca supe tu nombre, o nunca lo recordé, me lo debieron decir muchas veces pero jamás lo guardé en mi memoria egoísta; que no tenía espacio para seres especiales como tu. Pasó el calor, y la serotonina se esfumó, el equinoccio trajo consigo frío y mucho vino. Mis labios morados te causaron risa, y tu estilo de baile me causaron risa. Borracha te observé por primera vez. Y borracho me observaste por primera vez. Una mañana desperté y tu estabas a mi lado. Fue lo mas extraño. Fue ahi donde te observe con mis 5 sentidos y no nos dijimos mucho. "El lenguaje es fuente de mal entendidos" (El Principito). Así, fuiste de a poco apareciendo en mi vida. Y, de a poco te fuiste yendo.
Hiciste que los dias se hicieran distintos a los demas dias. Disfruté de tu presencia y de los dibujos. Pero no fue sufienciente, no pude domesticarte. No logré ser diferente a las demas rosas. No logré ser lo suficientemente única.
Me quedo con esto que se llama recuerdo, y con el desconcierto de saber que vendrá.